miércoles, 25 de enero de 2017

Quien no conoce la historia, está condenado a temerle a Trump

La decisión súbita de usar fondos federales para empezar a construir el muro por parte de Donald Trump habla de una profunda desesperación de su parte. Se ha hablado de “los primeros 100 días” de su mandato como definitorios de su gestión, y lo sabe.

Trump es un presidente que, parece seguir en campaña, cuyo principal poder proviene de cómo los medios inflan sus decisiones, así como sus mortíferos tuits con los que paraliza al mundo.

Sin desestimar el daño real que causa y podrá causar este presidente en temas económicos, de DDHH, respecto de derechos de la mujer y personas LGBTI, sobre la pluralidad religiosa, el avance de la ciencia… es indispensable no analizar estas acciones sincrónicamente, como si salieran ex nihilo de su propio poder (que es justo lo que pretende), sino diacrónicamente, una perspectiva amplia e histórica.

Ofrezco, por tanto, solo algunas notas respecto de sus primeras decisiones que no dejan de causar un “break news” por doquier:

  • Reactivación de la “Mexico City Policy” que prohíbe que ONG internacionales que ayudan a la realización de abortos y difunden información sobre derechos reproductivos de las mujeres puedan recibir financiamiento de dinero federal. Un golpe, sin duda, en particular para mujeres vulnerables de países pobres. Ahora bien, esta política se inicia con el republicano Ronald Reagan y mantenida por George Bush padre; con el demócrata Bill Clinton se suspende; con el republicano George Bush hijo se vuelve a activar. Durante las gestiones del demócrata Obama la política se desactivo y ahora, evidentemente, con el republicano Donald Trump se vuelve a activar. No es por tanto un mero “efecto Trump”, sino parte del juego de poder que mantiene en vaivén los derechos reproductivos de las mujeres. 
  • Desaparición de secciones LGBT y sitio en español de la Casa Blanca. Esto, que sin duda, tiene un peso simbólico de relevancia, es parte de la re-estructura de la página bajo la nueva administración. Lo referente al tema LGBT sigue dentro del sitio de la Casa Blanca, solo reubicado. Del sitio en español ya se ha confirmado que regresará, solo que ahora no es prioridad. Es curioso ver cómo estos gestos, por lo demás, nada atipicos en un sitio web gubernamental que cambia de gestión, causó revuelo y pánico. 
  • Rechazo de un cargamento de aguacates provenientes de Jalisco. No fue una aplicación de medidas proteccionista que revele que Trump está “cumpliendo” sus promesas. El rechazo se trató de negociaciones comerciales bilaterales en donde Estados Unidos no quedó conforme porque SAGARPA no pudo garantizar el ingreso de papa al vecino país “en consecuencia, los norteamericanos dijeron: pues tampoco ingresa el aguacate”. Luego, entonces fue algo meramente comercial, no mano de Trump. 

Trump es un monstruo con pecho de hierro mediático, pero con pies políticos de barro. Es muy importante que en lo que resta de los famosos “100 días”, donde lo veremos firmar cuanta cosa se le ocurra, tengamos una mirada informada e histórica. El día 101, cuando ya su muñeca esté cansada de autocomplacerse tras la firma de tantos decretos, comenzará su resaca.

¿Qué esperar en los próximos días?

  • Tuiits de Trump alardeando medidas inéditas. 
  • Fotos de Trump firmando cosas, rodeado de su patriarcal séquito. 
Estos mecanismos (“dispositivos tecnológicos” de poder en sentido foucaltiano) son su principal alimento.

Los golpes que dará en los próximos días, y ante los que se debe estar atentos y repudiarlos cuando ocurran, pero que no salen de la nada, sino que fueron advertidos en su campaña y son parte de una política republicana coherente son:

  • Ataques a ONG y fundaciones pro-choice (practicantes de abortos legales) en Estados Unidos. Quizá comenzando con Planned Parenthood. 
  • Retiro de apoyo federal hacia las personas LGBT. Bloqueos a marcas gay-friendly u otro recurso económico de castigo. 
  • Algunas deportaciones simbólicas como “evidencia” de las que vienen (recuérdese que Obama deporto 3 Millones de migrantes). 
  • Acciones xenófobas y racistas, ante las cuales Trump tendrá que intervenir para apaciguarlas. 

Ante estas cosas debemos conservar la calma, perdurar la indignación y, en lo que nos competa, realizar acciones de repudio a las medidas presidenciales y apoyo a los afectados.

Pero, reitero, no, Donald Trump no es el hombre todopoderoso que ha venido a inaugurar una “nueva era”. Es políticamente débil y sabe que su alcance como presidente está comprometido con los decretos, desplantes y capital simbólico que pueda juntar en estos días.

La única nueva era de Trump es la que está en sus libros de teología de la prosperidad, 
a los que tan asiduo es de leer y escribir.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario